La democracia y el Estado autonómico trajeron a España y a Andalucía su primera posibilidad real en la
historia para avanzar en la senda de las libertades y el desarrollo social y económico.
Pocas regiones han vivido en España una evolución tan positiva en tan poco tiempo como la andaluza.
Andalucía ha sido y debe seguir siendo el referente en el crecimiento democrático, en la madurez de
nuestras instituciones.
Andalucía es el territorio español con una democracia más madura.
Sin embargo, nos encontramos ahora en un momento en el que la ciudadanía está desencantada con
la calidad de su democracia y de las instituciones, de manera que las perciben poco transparentes.
Esta percepción también recae en sus representantes a los que describen alejados del interés general
y a los partidos políticos como organizaciones cerradas, impermeables a sus demandas o, peor,
incapaces de dar respuesta a las mismas en un mundo globalizado sobre el que se ha perdido el
control democrático de las decisiones.
Y nosotros los y las socialistas no podemos permitirnos esta situación.
La crisis económica y los discursos interesados han traído consigo una fuerte desafección ciudadana
hacia la democracia y sus instituciones. Pero la solución no pasa, como ha demostrado la Historia, ni
por el debilitamiento de la voluntad popular, secuestrada por la tecnocracia, ni tampoco por nuevas
opciones políticas que pretenden representar en exclusiva a la ciudadanía en su nombre, sorteando
los contra poderes que funcionan y garantizan la eficacia del Estado Social yDemocrático de Derecho.
Desde la convicción, desde la trayectoria que avala a la socialdemocracia, los y las socialistas
entendemos que somos quienes ofrecemos mayor seguridad para liderar este nuevo tiempo.
La incertidumbre y el malestar de la ciudadanía, víctimas de ajustes macroeconómicos, del desempleo
masivo, de la servidumbre a los mercados financieros, requiere de una sólida definición política a
favor de las instituciones democráticas, de su actualización y adaptación a una sociedad que exige
buen gobierno, transparencia, rendición de cuentas y ejemplaridad en todos los ámbitos del servicio
público.
La propuesta del Partido Socialista es la de construir más y mejor democracia. Porque la democracia
es la única vía para tomar decisiones colectivas legítimas y justas.
La crisis ha sido demoledora para muchas familias.
Ha afectado a su trabajo, a su renta disponible, a la calidad de los servicios que recibe y a sus
aspiraciones para el futuro. Y a esa dura realidad se ha sumado que una gran parte de la ciudadanía
responsabiliza a sus Gobiernos y sus instituciones de sus problemas y de la falta de soluciones.
En este nuevo escenario hemos podido ver lo que ha hecho la derecha con la confianza que reclamó
a la ciudadanía.
Ha usado su mayoría absoluta para atender a los intereses de las personas más poderosas por encima
de las demandas de las más débiles. La excusa ha sido la utilización de una austeridad a ultranza, y bajo
la hipótesis de que la ciudadanía hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, ha acometido el
mayor recorte de derechos y libertades que se ha conocido nunca en España.
La política conservadora ha llamado economía a lo que realmente es ideología. Ha engañado a la
ciudadanía.
No nos resignamos a aceptar este modelo. Tampoco compartimos la idea de quienes proponen recetas
milagrosas para salir de esta situación sin aportar soluciones reales.
Porque bajo esas ideas se presentan ideas antiguas con un aspecto nuevo.
Sabemos también dónde
termina. Basta mirar a la Historia y a los países que han pretendido salir de la situación cuestionando
sus economías y sus instituciones. Ningún problema complejo tiene una solución simple.
Es indudable que el sistema necesita profundas reformas, pero deben afrontarse sin destruir los
valores ni poner en peligro la seguridad de lo que ya tenemos.
Por eso los y las socialistas de Andalucía sabemos que es la hora de un gobierno con la ciudadanía.
Por eso queremos crecer en democracia: introducir un cambio de cultura y modelo en Andalucía que
permita a la ciudadanía conocer, participar y colaborar en la gestión de los asuntos que les conciernen,
evolucionando del gobierno para la ciudadanía al gobierno con la ciudadanía.
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